octubre 12, 2005

Agosto

Un cigarrillo más.
Un cuerpo mirando los días entristecidos
a través de una ventana muda.
los pies blancos contra el mármol blanco
o infinito vidrio inmóvil;
y un cadáver en la cocina
absoluto y cotidiano,
sin expresión.

Hay ruido, existe
y lo hay tanto como silencio,
esquivando las paredes
congelándose en el aire, sin tareas.
Ojos de cristal, pieles blancas, camisones de dormir:
nadie dice nada.
Y la música del pasado llega
como una orquesta,
un terremoto.